DISEÑO DE MODAS
La carrera de Diseño de Modas forma profesionales para afrontar los desafíos del mercado en el ámbito del diseño y confección de prendas de vestir. El egresado de esta carrera obtendrá conocimientos y habilidades para desarrollar colecciones de mujer, hombre, y niños, determinando los materiales a usar, los cortes y las tallas, utilizando para ello, conocimientos de patronaje industrial, confección, alta costura, así como diversas técnicas de ilustración y dibujo. Esta carrera capacita profesionales especializados en el diseño de indumentaria y textil, capaces de resolver proyectos, su planificación y el desarrollo de los elementos que constituyen el vestir junto con las cualidades estético-formales que deben poseer los materiales textiles. La Carrera de Diseño de Modas forma profesionales competentes en los fundamentos de las Artes y Ciencias de la Tecnología, las técnicas de diseño de propuestas de moda y vestuario, los procesos científico-tecnológicos asociados a su diseño, los materiales y sus posibilidades de nuevas propuestas.
QUINTO ARTICULO:
Dicen que "El primer amor nunca se olvida", una frase muy cierta porque independientemente de que como haya sido esa experiencia, indudablemente se queda en nuestros recuerdos.
Aunque pase el tiempo, si las personas se vuelven a encontrar con quien fue su primer amor, se despiertan ciertos sentimientos que se creían olvidados, y a veces es tan fuerte que vuelve a reunir a la pareja e incluso a causar grandes problemas cuando cada uno tiene por su lado una relación sentimental formal.
¿Qué es lo que hace a ese primer amor inolvidable?, ¿A que se deberá que ese primer amor en cierta forma nos marca?
Realmente cualquier cosa que hagamos o tengamos por primera vez es difícil de olvidar y mucho más en el terreno del amor, nos deja una marca indeleble en el alma y el corazón.
El amar por primera vez es un despertar a una gran variedad de sentimientos que no habíamos experimentado antes por nadie.
Es un amor muy diferente que nos arrebata una etapa de nuestra vida para ubicarnos en otra donde no sentimos crecidos, plenos y totalmente vulnerables. Sinceros y dispuestos a entregarlo todo.
Vemos las cosas de mejor humor, sonreímos y somos más accesibles; nuestra autoestima se eleva, ya que nos sentimos más seguros porque de alguna forma a través de nuestra pareja, nos vamos conociendo, nos aceptamos y queremos.
Iniciar en el amor da paso a numerosas sensaciones; con él puede venir el primer beso y la primera caricia que nos hacen estremecer, nos hace sentir ese cosquilleo por todo el cuerpo.
Así también al primer amor lo celamos profundamente, el sentido de pertenencia es muy fuerte y ante la desilusión o traición, experimentamos un enojo incontrolable y al mismo tiempo una fuerte depresión; estados de ánimo hasta entonces desconocidos.
Comúnmente aparece en la adolescencia, etapa donde la presencia o el recuerdo de ese primer amor es mucho más fuerte ya que también entran en juego las hormonas, provocando en los chicos: deseos, necesidad y al mismo tiempo ansiedad.
A partir de ese amor, generalmente los jóvenes encuentran un punto de partida a su vida amorosa y a la apreciación de un mundo completamente distinto.
Dicen que el primer amor y las experiencias acumuladas durante esa etapa son la puerta a los demás amores, incluso se puede tomar como la mejor referencia para las futuras relaciones.
Y aún cuando esa relación haya sido muy perturbadora, muchas veces y sin darnos cuenta, buscamos parejas que se parezcan a ese primer amor.
Queda tan profundamente enraizado que si en un futuro nos encontramos ante el, es posible que vuelvan a florecer sentimientos que nos lleven a reanudarlo.
Como en el primer amor experimentamos sentimientos nuevos, muy intensos y al mismo tiempo encontrados (miedo y alegría, inseguridad y entrega total; coqueteo y timidez), son motivos por los cuales se le considera inolvidable.
SEXTO ARTICULO:
LA ADOLESCENCIA
La adolescencia es una etapa de la vida que se caracteriza por un continuo crecimiento, pues es la transición entre la infancia o edad escolar y la edad adulta. Esta transición de cuerpo y mente proviene no solamente del individuo mismo, sino que se conjuga con su entorno, el cual es trascendental para que los grandes cambios psicológicos que se producen lo hagan llegar a la edad adulta. La adolescencia es un fenómeno biológico, cultural y social y, por lo tanto, sus límites no se asocian a las características puramente físicas.
A diferencia de la pubertad, que comienza a una edad determinada a los doce o trece debido a cambios hormonales, la adolescencia puede variar mucho en edad y en duración en cada individuo pues está relacionada no solamente con la maduración de la psiquis del individuo, sino que depende de factores psicosociales más amplios y complejos, originados principalmente en el seno familiar.
Muchas culturas difieren respecto a cuál es la edad en la que las personas llegan a ser adultas. En diversas regiones, el paso de la adolescencia a la edad adulta va unido a ceremonias y/o fiestas, como por ejemplo en el judaísmo el Benei Mitzvá celebrado a los doce años. Aunque no existe un consenso sobre en qué edad termina la adolescencia, algunos psicólogos como Erik Erickson consideran que la adolescencia abarca de entre los doce o trece años hasta los veinte o veintiún años.[] Según Erik Erickson, este período de los 13 a los 21 años es la búsqueda de la identidad y define al individuo para toda su vida adulta, y queda plenamente consolidada la personalidad a partir de los 21 años. Ya que el término de la adolescencia depende de la madurez psicológica, la edad exacta en que termina no es homogénea y dependerá de cada individuo
SEPTIMO ARTICULO:
EL AUTOESTIMA
En Psicología, la autoestima (también denominada sinamatogria del latín «simato» que significa amor propio o auto apreciación), es la percepción emocional profunda que las personas tienen de sí mismas. Puede expresarse como el amor hacia uno mismo.
El término suele confundirse con el narcisismo o el coloquial ego (egocentrismo), que referencia en realidad una actitud sostenible que demuestra un individuo acerca de sí mismo ante los demás, y no la verdadera actitud u opinión emocional que este tiene de sí. Es un aspecto básico de la inteligencia emocional.
La percepción emocional puede fácilmente llegar a sobrepasar en sus causas a la racionalización y la lógica del individuo. Por ello, tener una buena autoestima implica ser conscientes de las virtudes y defectos propios (auto concepto) así como de lo que los demás realmente dicen de uno (heteroconcepto) y sienten hacia uno (heteroestima), aceptando todo ello en su justa medida, sin amplificarlo ni reducirlo, sabiendo y afirmando que en cualquier caso uno es valioso y digno. Implica, por lo tanto, el respeto hacia uno mismo y consecuentemente hacia los demás. La autoestima es el requisito indispensable para las relaciones interpersonales y humanas sanas. El amarse así mismo permite que puedas amar y respetar a los demás.
Está relacionada con otras variables psicológicas como son el locus de control y la expectativa de autoeficacia, de forma que un locus de control interno implica, generalmente, una alta autoestima, y viceversa; así como una alta expectativa de autoeficacia para ciertos comportamientos y situaciones suele estar asociada también a una alta autoestima, y viceversa.
OCTAVO ARTICULO:
SEGURIDAD VIAL EN EL PERÚ
El diagnóstico presentado por el Consejo Nacional de Seguridad Vial refiere que los accidentes de tránsito constituyen un importante problema de salud pública, cuya prevención eficaz y sostenible exige esfuerzos concertados. Se estima que cada año en el mundo mueren 1.2 millones de personas y 50 millones resultan heridas a consecuencia de diferentes tipos de accidentes de tránsito, con un costo económico aproximado de 518 mil millones de dólares anuales, lo que representa para cada país un promedio del 1.5% del producto bruto interno (PBI). Las proyecciones indican que estas cifras aumentarán en torno al 65% en los próximos 20 años, de no existir un renovado compromiso con la prevención.
En nuestro país, como consecuencia del proceso de industrialización y la migración del campo a la ciudad, las zonas urbanas experimentaron un crecimiento acelerado y altamente desordenado en las últimas décadas. Dada la creciente necesidad de trasladarse aparecieron, y luego proliferaron, en nuestro sistema de transporte urbano, y especialmente en el interurbano, los vehículos conocidos como “combis" y "coaster", del mismo modo que los vehículos ligeros (ticos) y mototaxis, que brindan servicios de taxi, incursionando en el sistema de transporte local.
En este contexto, el transporte público, urbano e interurbano, es percibido como uno de los principales problemas existentes, que diariamente agravan la seguridad vial de todas las localidades del país. Aunado a ello, surgieron nuevas distorsiones sociales, como la informalidad en el transporte, la contaminación ambiental, la antigüedad del parque automotor, la sobreoferta de transporte público, el rápido deterioro de las vías de circulación, el caos vial, por mencionar algunos que repercuten en la calidad de vida de la población.
Los actuales índices de accidentalidad en el Perú constituyen una razón suficiente para dar inicio al proceso de restauración de la seguridad vial nacional.
El problema de los accidentes de tránsito es complejo y, por lo general, se pueden aplicar varias soluciones a un mismo problema. Sin embargo, es importante reconocer que la mayoría de estos accidentes no son atribuibles a una sola causa, sino que son el resultado de la relación entre los componentes que conforman el sistema de seguridad vial.
NOVENO ARTICULO:
EL NACIMIENTO DE JESÚS
Algunos expertos han intentado calcular la fecha del nacimiento de Jesús tomando la Biblia como fuente, pues en Lucas 1:5-14 se afirma que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, Zacarías su padre, sacerdote del grupo de Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén y, según Lucas 1:24-36 Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan. 1Cronicas 24:7-19 indica que había 24 grupos de sacerdotes que servían por turnos en el templo y al grupo de Abdías le correspondía el octavo turno.
Contando los turnos desde el comienzo del año, al grupo de Abdías le correspondió servir a comienzos de junio (del 8 al 14 del tercer mes del calendario lunar hebreo). Siguiendo esta hipótesis, si los embarazos de Isabel y María fueron normales, Juan nació en marzo y Jesús en septiembre. Esta fecha sería compatible con la indicación de la Biblia (Lucas 2:8), según la cual la noche del nacimiento de Jesús los pastores cuidaban los rebaños al aire libre, lo cual difícilmente podría haber ocurrido en diciembre. Cualquier cálculo sobre el nacimiento de Jesús debe estar ajustado a esta fuente primaria, por lo que la fecha correcta debe estar entre septiembre y octubre, principios de Otoño. Además, debe tomarse en cuenta el censo ordenado por César al tiempo del nacimiento del Hijo de Dios, lo cual obviamente no pudo haber sido en diciembre, época de intenso frío en Jerusalén, la razón es que el pueblo judío era proclive a la rebelión y hubiera sido imprudente ordenar un censo en esa época del año.
DECIMO ARTICULO:
LA IMPORTANCIA DE LA VITAMINA A
Vitamina A es el nombre genérico utilizado para describir al retinol, sus ésteres y los correspondientes isómeros. Sólo está presente, como tal, en los alimentos de origen animal, aunque en los vegetales se encuentra como provitamina A en forma de carotenos.
Los diferentes carotenos se transforman en vitamina A en el cuerpo humano, se almacenan en el hígado en grandes cantidades y también en el tejido graso de la piel (palmas de las manos y pies, principalmente), por lo que pueden subsistir largos períodos sin su aporte1.
La principal función de la vitamina A es la protección de la piel y su intervención en el proceso de visión de la retina. También participa en la elaboración de enzimas en el hígado y de hormonas sexuales y suprarrenales. El déficit de vitamina A produce ceguera nocturna, sequedad en los ojos (membrana conjuntiva) y en la piel, y afecciones diversas de las mucosas. En cambio, el exceso de esta vitamina produce trastornos como alteraciones óseas, e incluso inflamaciones y hemorragias en diversos tejidos.
La vitamina A se encuentra principalmente en productos animales tales como leche, crema, mantequilla, queso, huevos, carne, hígado, riñón y aceite de hígado de bacalao. Por lo general, se encuentra como ésteres de ácidos grasos de cadena larga pero también se encuentra como retinol. Se destruye muy fácilmente con la luz, con la temperatura elevada y con los utensilios de cocina de hierro o cobre2.
Los alimentos infantiles instantáneos, en su gran mayoría, son fortificados normalmente utilizando formulaciones especiales que mejoran su estabilidad y valor nutritivo, siendo la ingesta diaria recomendada (RDA) de 400 -700 µg de vitamina A, para niños de 1 -10 años de edad